viernes, 24 de septiembre de 2010
jueves, 23 de septiembre de 2010
Entre ánimas y grillos
-Mata a ese grillo que no me deja dormir!!-
Gritaba mi madre mientras mi papá buscaba bajo el cuadro del Sagrado Corazón de Jesús a ese grillo que se escuchaba como si trajera un altavoz. Al ver que no había nada detrás de aquella imagen religiosa lo buscó tras el cuadro donde aparece él, vestido de traje azul y mi mama con un velo y un vestido blanco; los dos sonriendo y mirando al mismo lugar como en complicidad de alguna travesura , hacia algún punto fuera del lente de la cámara que los fotografiaba.
El grillo seguía haciendo ese ruido que hacen en la noche, y mi papá no lo podía encontrar. Se escuchaba en todas partes, desde todas partes y hacia todas partes. Cuando encendió la luz para ver mejor, mi hermano se tapo la cara y se volteo dándole la espalda al foco que provocaba unas sombras largas desparramadas por toda la habitación. Yo lo seguí mirando fijamente desde la parte alta de la litera, mientras buscaba a ese grillo debajo del ropero con el espejo roto, y debajo del colchón que aun huele a quemado de aquella vez que le prendí fuego con un cerillo, y de la cortina de terciopelo roja que cubre la ventana. Cuando por fin lo encontró entre las pliegues de la cortina, el grillo saltó hacia el piso brillante que reflejaba la luz con mas fuerza y mi madre volvió a gritar -mátalo!!-.
Entonces, con cuidado de no despanzurrarlo, lo tomó con la mano y por la ventana lo aventó a la calle. Mi madre no dijo nada y se volvió a acostar; apagaron la luz, volvió la oscuridad y la noche siguió con normalidad. Así pues, aprendí que a los grillos no se les debe matar.
Años después en un cuento de Juan Rulfo supe que los grillos cubren el ruido de las ánimas del purgatorio. Que hacen ruido por eso, y que por eso mismo no hay que matarlos nunca; pues el día que se acaben los grillos las ánimas no nos dejarán dormir por los gritos que pegan toda la noche.
En mi casa viven grillos, en la cocina, en el baño y detrás de la cabecera de la cama. Pero no les hago caso; solo los escucho y a veces cuando se están ahogando en el retrete o en el lavabo yo los saco, y los aviento a la calle para que se sequen; por que después regresan y hacen ese ruido que solo ellos saben hacer. Como vivo solo, prefiero escuchar los grillos cuando me voy a dormir, que el zumbido que tiene las noches por estos rumbos en donde nunca hay completa oscuridad pero si silencios absolutos.
martes, 21 de septiembre de 2010
domingo, 12 de septiembre de 2010
sábado, 11 de septiembre de 2010
15:07
Observó a su alrededor como asegurándose que nadie lo viera sabiendo que aquello que iba a hacer no era correcto; o por lo menos eso vi en sus ojos sigilosos. Voltio el bote para que las monedas cayeran sobre la tapa y de ser posible, alguna saliera por la hendidura; pero no salió nada. Tomó entonces uno de los volantes con los que promueve su causa y que cambia casi siempre por algunas monedas que deposita en ese bote que ahora intenta violar; lo dobló con mucha astucia hasta que tomó el tamaño necesario y lo introdujo cual cirujano introduce un escalpelo en la piel de un ser humano; pero, tampoco salio nada.
Una mujer corre para alcanzar un camión que se marchaba mientras la gente aun intentaba abordarle, entre ellos ese drogadicto rehabilitado que quería una moneda de aquel bote.
Personas se iban y personas llegaban a esa parada de camión; todos diferentes pero compartiendo la misma cara de desesperación; viendo al horizonte y revisando sus relojes pero no, nada. Las nubes se disipaban y el sol aparecía calentando el asfalto, la piel y el humor de toda esa gente. Los sudores se hacían presentes, el asfalto se evaporaba y las grietas en él parecían crujir.
Ruido de automóviles, de machetazos y de las palas; sí, había dos hombres arrancando las raíces que sobresalían de la tierra de aquellos tres árboles que nos libraban del sol a esa hora acalorada.Uno con un hacha y el otro con una pala; sudando de la frente, de la cara, las axilas y la espalda. No podían con las raíces y las raíces no se dejaban, parecía que se peleaban. Todos intentando sobrevivir, todos. En algún momento llegaron a un acuerdo con la tierra que paleaban y comenzaron a mezclar arena de río, cemento y grava en el arroyo de la avenida donde los camiones hacían la parada, valiéndoles madres mezclaban y mezclaban, sudaban, tomaban agua y los camiones los rodeaban sin decir nada; pues que iban a decir.
Los dos hombres trabajaban, unas personas se subían a los camiones y otras se bajaban; calor, tierra, ruido, sudor y ella que no llegaba. A la escena se sumaba el señor con su carrito de tres ruedas vendiendo fruta picada -que oportuno!!- pensé; mango, sandía, jícama y papaya. Se acomodó bajo aquellos tres árboles y se sumo al cuadro que contemplaba mientras le esperaba. En su carrito el señor de la fruta ya solo tenia 4 botes de plástico transparente llenos de fruta variada y cerradas con una tapa. Casi al instante llego una mujer regordeta; vestida con traje sastre color arena que, parecía a punto de reventarse y mas tardo en pagar que en lo que comenzó a devorar un trozo grande de mango con sal, limón y chile. Le siguieron otras mujeres igual de robustas, una por una hasta que dejaron al hombre de la fruta sin fruta en el carrito de tres ruedas. Fruta, calor, sabor y monedas; sazonadas con sal, chile, limón, arena de río, smog y gotas de sudor evaporadas.
Los camiones seguían saliendo del horizonte bajando y subiendo gente. Unos se iban y otros llegaban, menos ella que no aparecía. Los hombres tenían la mezcla hecha, el frutero sin fruta se marchaba y aparecían de tras de mi tres mujeres metidas en faldas largas negras, chalecos igual de negros que sus faldas, pelo corto tan negro como… y en el pecho un rosario que brillaba cuando la luz del día los iluminaba. Las tres iguales, pequeñas; las tres sin mirar a nadie, como fantasmas, cubriendo sus pantorrillas con unas medias gruesas y sus brazos con unas camisas blancas. Se miraban y reían como en secreto, misteriosas, nebulosas, oscuras, frías. Creo que solo yo me percate de su presencia y es que; como aparecieron se borraron del cuadro que aquella parada de camión me regalaba.
Aunque todos estábamos en ese lugar; nadie quería estarlo ni un minuto mas, o eso me decían sus miradas ajenas, sus gestos, sus caras. Nadie hablaba, unos mirando el arroyo, otros tecleando en su celular, otros contando dinero, otros…. solo estando y esperando.
Los hombres siguen trabajando y mojando sus uniformes amarillos de sudor. Comienza a darme calor, los camiones subiendo y bajando gente; como devorándolos y luego defecándolos, regurgitándolos; dejando en el asfalto caliente su oscura huella …y a la distancia… apareció ella.
viernes, 10 de septiembre de 2010
una mas una...
sobre vivir, tener, buscar y otras maneras pa'festejar!!
por cierto, y no necesariamente relacionado... feliz día internacional del suicidio.
por cierto, y no necesariamente relacionado... feliz día internacional del suicidio.
jueves, 9 de septiembre de 2010
long day...
Y entonces sale de su coche con una botella de jack daniel's y un inhalador para su enfisema pulmonar en una mano; en la otra un delineador negro con el que enmarca en oscuridad esa mirada entre perdida y ubicada en algún lugar distante fuera de este plano pensando en no se que cosa mientras dice con su voz aguardentosa:-long day-. Me hace pensar y querer estar en aquellas coordenadas donde reposa su mente nebulosa.
lunes, 6 de septiembre de 2010
Carne de Carnívoro
Si se veía inofensivo,
el muy cabrón…
Y resultó agresivo,
como la sal abrasivo,
por la espalda le apuñaló…
no hubo más,
que hacer de tripas, corazón.
Aparte de ladrar todos los días,
todos los días ladrón.
si se mordía así mismo!!
y le arrancaba pedazos
a los suyos... entre abrazos.
Como es que no le vió…
si le dejó los restos
de lo que él quedó…
a sus pies, a sus ojos,
en sus caras, en sus gestos…
Mala sangre, deshonestos!!
Sin que se dieran cuenta
con caricias propias de su especie,
limpiándose de obstáculos,
lamiéndoles los testículos…
salivando sus hocicos
riendo como hiena,
a carcajadas!!
de todo, de nada…
cuando lo quiere, no para;
si muerde y si ladra!!
Y no es que sea un perro!!
pues los perros son leales!!
algo que el no tiene!!
algo que el no sabe!!
No era cosa rara, pues…
que marcando territorio
con orina mal oliente;
como nunca, como siempre…
lograra su cometido,
dejándole mal herido,
como animal ponzoñoso
que su presa come sola
y que pica con la cola.
Y las otras tan calladas,
sigilosas, amaestradas,
ladrando al unísono,
Hijas de perras!!
mas no perras por lo mismo…
que no hicieron nada,
en su mundo monótono
esperando en su guarida
por aquél amenazadas,
los restos de la estrangulación
que este mismo les llevaba
y en el hocico les daba
mezcladas con su eyaculación
para que se quedaran calladas
y asegurar la camada...
Sin motivo, sin razón.
he conocido putas mas dignas
mas puras, con mas corazón.
Como es qué no le vió!!
como es qué no dolió!!
si la mordida fue vil,
fue a matar, a morir!!…
a la yugular…
y no sintió de verdad,
por que el muy pendejo también
se sintió parte del clan,
que iluso también él!!
por confiar en ese can…
tan animal, tan alacrán…
tan amablemente cruel.
Con su semblante amarillo,
y su voz como martillo
asesino doble cara,
con el dedo en el gatillo
y su carne en el colmillo;
las manos le pisoteaba
mientras las otras lo amamantaban
Heridas, babeantes se acicalaban.
Con una de sus garras
le arrancaba la mirada,
mientras con la otra...
saludaba al que llegaba,
entre sonrisas agridulces
la bienvenida le daba;
Pintándole en la frente
Con “tu” sangre tres cruces.
Sangre, carne, heces…
Si se veía inofensivo.
El muy cabrón.
Y resultó que no.
domingo, 5 de septiembre de 2010
.
Sin luz
De noche se fue la luz…
en la madrugada.
De noche se fue la luz…
en la madrugada.
Se fue…
Pero no se fue sola..
se llevó el reloj de pared,
y con el se llevó las horas,
y la propia pared se me fue…
se llevó todo, me dejó vacío…
Se llevó la lámpara con el foco que fundió,
se llevó la cama que aquel señor me vendió…
la cabecera, los cajones y el colchón.
se llevó la vela y el encendedor,
mi diario, tu foto y el televisor.
y con ella también me fui yo…
ya no estaba…
Abrí los ojos y ya no me miraba..
mis ojos tampoco estaban.
Me quise tocar y no pude…
quería respirar, intente caminar…
ni miedo, ni frío, ni angustia, ni nada…
sin cuerpo, sin carne, sin cara…
Ya no estaba , ya no era… no había nada...
La luz se fue y con ella me llevó…
Se llevó mi tacto, se llevó mi olfato,
se llevó mis ojos y se llevó mis oídos…
se fue con todos mis sentidos….
y entonces; aparecí Yo.
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