Hace unos días,el último del año para ser exacto; estaba sentado en la banca de un gabinete de esos restaurantes que parece se detuvieron en el tiempo, esperando a que la mesera me tomara la orden mientras miraba por la ventana hacia la calle, donde el tiempo si transcurría entre la gente, los carros y las palomas cagando la fachada de la casa frente al restaurante. La mesera no se acercaba y levantando mi mano derecha la hice llamar; fue entonces cuando me di cuenta que en verdad el tiempo se había detenido dentro del aquel lugar.
Hombres reunidos para estar solos como islas en un mar, las mesas donde cada hombre naufragaba en su soledad y en silencio total. Pero su soledad no era su única compañía pues en la misma mesa había, una taza de café, un vaso con agua pura y algo que leer. Hombres con cara de periódicos o libros o revistas. Sólo hombres solos acompañandose en su soledad mientras leen las noticias del día que dejaron allá afuera; en la calle. Leyendo cosas que ya sucedieron, historias pasadas en un periódico o en un libro; historias viejas en las manos de hombres viejos. Historias ajenas.
Leen en una especie de auto abandono; que solo los trae nuevamente a la realidad cuando sorben del café tibio. Se enteran del día por el periódico, desde lejos; como si se tratara del guión de una película en la que solo son simples espectadores. Con miradas sospechosas barren las lineas de letras impresas en el papel grisaseo y desgastado de los libros, o reciclado de los periódicos.
Y pienso entonces: Por que solo hay hombres en este restaurante?. Por que solo hombres solos? por que hombres solos leyendo y bebiendo café en una soledad colectiva?. Las mujeres no leen periódicos?. A donde van las mujeres que leen y beben café en soledad?. Será un acto solo para seres que no le temen a la soledad pública? cosa que creo las mujeres soportan mucho menos que un hombre.
De hecho creo también que los hombres que están aquí huyen a la vez de sus mujeres buscando solo soledad, café y algo ajeno que leer; algo que no hable de ellos ni de sus vidas. Las mujeres deben estar en algún otro lugar haciendo alguna otra cosa que las aleje de un escenario como este.
Termino mi desayuno, pido la cuenta y regreso a la calle mirando mi reflejo en el vidrio del restaurante.